 
			Rodolfo Celso Gini
20/10/2022Rodolfo Celso Gini Aparicio, tenía 43 años. Nació el 15 de mayo de 1931 en La Plata, provincia de Buenos Aires. Cursó sus estudios en el colegio «San Luis» aunque en su formación fue determinante el colegio Nacional. Siendo estudiante de la Facultad de Farmacia integró la Federación Universitaria de La Plata (FULP). Luego Rodolfo decide irse de la FULP y es elegido presidente de la Federación Universitaria de Estudiantes Libres (FUEL).
Le gustaba la lectura, la música clásica y la pintura. Se recibió de Farmacia primero y de Bioquímico después en la Universidad de La Plata. Fundó la farmacia del SUPE (Sindicato de Petroleros) de la que fue Director Técnico. Mientras tanto, ejercía como profesor de Química en los colegios «San Luis» y «San Vicente de Paul», de La Plata.
Rodolfo era un estudiante avanzado de la Facultad de Farmacia, en ese entonces integrante de la Federación Universitaria de La Plata (FULP), donde militaba contra el gobierno de Juan Domingo Perón, como casi todos los jóvenes reformistas de entonces.
Durante el gobierno de Arturo Frondizi, Rodolfo rompió con la FULP y fue elegido presidente de la Federación Universitaria de Estudiantes Libres (FUEL), que apoyaría abierta y combativamente la contrarreforma frondicista de la Enseñanza.
Estaba casado con Marta Favini con quien tuvo cuatro hijos. En el año 1967 se fueron a vivir a Huanguelén tras una oportunidad laboral, allí tuvo una Farmacia y un laboratorio. Rodolfo era un intelectual nocturno, de noche hacía los análisis de laboratorio de bioquímica. En paralelo daba clases de Física y Química en dicha localidad. En 1973 Rodolfo retomó sus contactos políticos con el Partido Popular Cristiano y se presentó en Coronel Suárez en las listas comunales de la Alianza Popular Revolucionaria como candidato a concejal.
“Sin Libertad no hay Justicia”
El 2 de diciembre de 1974, Marta Favini, maestra primaria y profesora de dibujo, volvió a su casa, agotada. Venía de una muestra de trabajos de sus alumnos, satisfecha de la creatividad demostrada. Sus 4 hijos dormían en el piso superior. Ultimó sus preparativos y se dirigió a su habitación. Su marido, Rodolfo Gini, el único bioquímico del pueblo y también profesor del secundario, trabajaba en su laboratorio.
Ni ella ni su marido sabían que, a esa hora, las 3 y media, Mauricio el conserje del bar del Club Atlético Huanguelén, a pocos metros de su casa, había visto pasar dos Peugeot extraños a la vida pueblerina, uno negro y otro blanco con 4 hombres a bordo. En el silencio de la noche, sintió sonidos inusuales.
Al acercarse a la puerta, Marta escuchó que preguntaban por su marido, abrió pensando en algún accidentado que requería sus servicios profesionales, cuando irrumpió la patota. Cuatro hombres armados la amenazaron y redujeron a Rodolfo. Así fue que lo vio, de rodillas con una ametralladora apuntada sobre su cabeza dirigiéndole la última mirada. La llevaron a uno de los cuartos de los niños y después la amordazaron en el baño, donde se desvaneció. Al despertarse, bajó las escaleras, vio el espejo y las paredes embadurnadas con las trágicas tres letras iniciales del abecedario, las tres A, en la sala encontró sólo los zapatos de Rodolfo y tuvo funestos presagios.

Se dirigió a la cocina, se deshizo como pudo de las ligaduras, llamó al operador telefónico de turno y le pidió que advirtiera a la policía local, al médico, a su cuñado y a algunos amigos de confianza, que su marido había sido secuestrado.
Más tarde, los dichos de Jorge Gini, hermano de Rodolfo y de una amiga y colega docente, le harían entender que su marido había tenido un terrible final. En efecto, Rodolfo había sido encontrado asesinado, acribillado a balazos, a 5 kilómetros de su casa, en una de las salidas de Huanguelén. A pocos centenares de metros del crimen, mientras realizaba tareas rurales, Julio, un alumno del Colegio Nacional donde Rodolfo ejercía, sintió el tableteo de las armas automáticas en la noche y el rumor de unos automóviles que se alejaban.
Además de todo esto, la Unidad de Derechos Humanos agregó que la persecución a la familia de Gini no cesó con el asesinato. Por el contrario, durante la dictadura militar gran parte de su grupo de allegados fueron secuestrados, entre ellos su esposa y su hermano.
Juicio de lesa humanidad
El 9 de marzo de 2020 se realizó la primera audiencia del juicio a la Triple A de Bahía Blanca, cuarenta y cinco años después de sus crímenes. El nombre de Rodolfo Celso Gini figura entre las 22 víctimas de esa banda armada paraestatal. A raíz del Coronavirus, las siguientes audiencias han sido suspendidas y, pocos días después, Marta Favini de Gini, falleció.
El TOF de Bahía Blanca compuesto por Roberto Daniel Amabile, Pablo Díaz Lacava y Marcos Javier Aguerrido condenó a prisión perpetua a Roberto Aceituno (70 años) por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de homicidio agravado por alevosía, del cual fue víctima David Cilleruelo y por el delito de asociación ilícita.
Juan Carlos Curzio (76), Héctor Angel Forcelli (71) y Osvaldo Omar Pallero (78) fueron condenados a la pena de 10 años de prisión por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de asociación ilícita. En todos los casos las calificaciones de los delitos fueron encuadradas como crímenes de lesa humanidad cometidos contra 24 víctimas.
Además, el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca comenzó el juicio a la denominada “mega causa Zona 5”. Fue el 17 de febrero de este año. Allí se comenzó a juzgar a 38 ex militares y a ex policías federales y provinciales por los delitos de lesa humanidad cometidos contra 334 víctimas durante la época del terrorismo de Estado.
Declaraciones
Declaración de Marta Favini, esposa de Rodolfo Gini:
“Una vez fue detenido mientras participaba en una manifestación antiperonista y estuvo preso más de dos meses, en la Jefatura de la Calle 1, junto a sus compañeros de la FULP”, cuenta Marta.
“Sus amigos lo consideraban poco menos que un traidor, pero entonces nosotros estábamos convencidos de que había que defender a los colegios privados. Con el tiempo he cambiado idea”, reconoce. En esas luchas entre “laicos y libres” se produjeron los dos actos de Avenida 7 que encontraron a Rodolfo y a Sergio Karakachoff en dos trincheras diferentes. “Qué ironía, los dos egresados del Colegio Nacional, los dos convencidos de sus posiciones, movidos por un ideal de bien común y con un final idéntico”, concluye Marta, desde sus profundas convicciones católicas.

“Nos fuimos a Huanguelén en 1967 porque Jorge, el hermano de Rodolfo, nos contó que allí se vendía una farmacia. Tomamos esa decisión por el afán de progresar. No temíamos a la vida en el interior, estábamos juntos como familia y podíamos vivir también allí. Nosotros compartíamos el gusto por la lectura, la música clásica, la pintura, teníamos una vida intensa con nuestros hijos. Cuando íbamos a las ciudades como Bahía Blanca, La Plata o Buenos Aires, nos dirigíamos inmediatamente a las librerías a buscar materiales de lectura”, recuerda Marta. Rodolfo estudiaba y escribía. Se interesaba en las ciencias humanas y científicas. “En nuestra biblioteca no faltaban las obras de Levi Strauss, de Maritain, de Sartre y sobre todo del jesuita Teilhard de Chardin”.
Declaración de María Gini, hija de Rodolfo Gini y de Marta Favini:
En la audiencia 20 del juicio que se desarrolla en Bahía Blanca desde el 17 de febrero y se lo conoce como Mega Causa Zona V, declararon los hermanos María y Juan Gini, que en 1976 vivían en el pueblo de Huanguelén, y en octubre de ese año, el Ejército secuestró a su mamá Marta Favini. Dos años antes, la Triple A, asesinaba a su padre, el militante y docente platense Rodolfo Gini.
“Estábamos en la escuela con mi hermano, nos fue a buscar un soldado con un Fal y nos dijo que saludáramos a mi mamá porque no sabía si la íbamos a volver a ver. Se la llevaron en un Falcón verde. También secuestraron a mi tío y a gente amiga del pueblo. Me impresionaba ver muchos soldados en el pueblo”, expresó María.
Marta y Jorge fueron trasladadas a la localidad de Pigüé y posteriormente al Batallón de Comunicaciones Comando 181 en Bahía Blanca. María contó que “mientras duró la detención de mi madre, permanecimos con mis hermanos en la casa de unos tíos en la ciudad de La Plata. Cuando la liberaron, quedó cesante en su cargo docente. Por el miedo, el desamparo y la angustia, ella decide irse a Venezuela. Luego de 6 meses, volvió y nos fuimos a vivir a Necochea”.
Declaración de Juan Esteban Gini, hijo de Rodolfo Gini y de Marta Favini:
Contó que tenía 11 años cuando el Ejército copó el pueblo de Huanguelén y secuestró a su mamá: “una mañana íbamos a la escuela y un soldado nos pidió revisar el portafolio a mí y a mi hermana”.
Sobre las consecuencias que implicó el secuestro de Marta Favini, su hijo explicó que “hubo un desarraigo marcado”. Y continuó: “Ella sufrió, si continuó adelante fue por nosotros. Sacó fuerzas de no sé dónde, pese a que la dejaron cesante. En los informes de la DIPPBA se veía que la estaban vigilando. Siempre tuvo mucho miedo, escuchaba un ruido y ya pensaba que la seguían o que había algo”.
“Tengo guardadas dos notas que le mandó Tauber: ambas tienen una marca de agua del Ejército”, expresó Juan e inmediatamente la Fiscal Auxiliar Paula Molini pidió que se incorporen a la causa. “Luego de su liberación, mi mamá se escribía con el Teniente Coronel Tauber que le mandó el documento de identidad por carta. Este le deseó un buen reinicio de sus actividades escolares pero luego, en otro escrito, el militar le respondió que no pudo hacer nada por su cesantía”.
«La Unidad de Derechos Humanos agregó que la persecución a la familia de Gini no cesó con el asesinato. Por el contrario, durante la dictadura militar gran parte de su grupo de allegados fueron secuestrados, entre ellos su esposa y su hermano.»
Rodolfo y su «relación» con los poemas
Después del asesinato, Marta había acudido a Eduardo Galeano, escribiéndole y visitándolo en la redacción de Crisis. En su libro “Días y Noches de Amor y de Guerra”, el autor uruguayo da cuenta de ese intercambio. Marta “me trae y me manda las cosas que él, Rodolfo Gini, había escrito y que ella va encontrando«. Leyendo esos textos, Galeano confiesa: “me he hecho amigo de ese hombre que nunca conocí”.


«ME GUSTA SENTIRME LIBRE»
“Las gotas de transpiración se deslizan y caen, clip, clop, entre los papeles desparramados sobre la mesa. Este escritorio es un chiquero. Los papeles avanzan, se me vienen, me cercan. Las cartas que debo contestar se mezclan con los artículos que habrá que revisar y titular y los trabajos que no he leído todavía. Me paso la mano por la frente, la mano atraviesa el monte de papeles: hurga, tantea, no encuentra el pañuelo. Aparecen, en cambio, los cigarrillos. Me levanto a robar fósforos. Al caminar, me arde la entrepierna.
Entre el papelero asoma la carta de Marta, la viuda de Rodolfo Gini. Hará un año que lo liquidaron. Lo arrancaron de su casa de Huanguelén, en la madrugada, y después arrojaron al camino, a cinco kilómetros de allí, el cuerpo acribillado a balazos. Desde entonces, su mujer me trae o me manda las cosas que él había escrito y que ella va encontrando. Yo me he hecho amigo de este hombre que nunca conocí. Se me acerca desde las palabras que dejó ‘¿puede amarse el río y no la mar?’, escribí ‘Dios no vive porque no puede morir. Por eso dios no te conoce ni te ama’.
Gini era profesor. No había cometido otro delito que enseñar a sus muchachos a mirar de frente las cosas de este mundo.
‘Cada noche pienso que es la última -me escribe Marta-. No temo por mí, sino por los chicos.’ (Aquella noche ella se desprendió la mordaza con los dientes y a los tirones se arrancó las ligaduras de las muñecas y gritó y corrió en la oscuridad.) El hijo de diez años le preguntó el otro día, mirando el crucifijo: – ¿mamá, cuando esos hombres entraron aquí, él estaba? yo creía que donde él estaba no ocurrían esas cosas”
También, en el número 22 de la revista Crisis, en febrero de 1975, Eduardo Galeano publicó una poesía de Rodolfo Gini que tituló “Queriendo vivir”, adjuntando una pequeña crónica del diario La Opinión del 3 de diciembre anterior que daba cuenta de su secuestro y asesinato. El mismo fue escrito por el propio Gini. Fue encontrado en su mesa de luz luego de haber sido secuestrado y sus amigos se han encargado de difundirlo.
«Queriendo Vivir»
“Están acodados a la baranda. Desde allí me gritan los viejos fantasmas. No tiemblo ni lloro. Llevan en sus manos jirones de mi piel y también de mi alma. Parecería que el barco se resiste a partir. Tal vez lo frene mi mirada. Yo no gobierno mi mirada. Llevan en sus maletas mis deseos. Incluso los no consentidos. Llevan en sus sombrereras mucho de amor y mucho de espermas jamás derramados. Los absurdos neceser rebalsan temblores. caricias. gestos y pasos que los fantasmas me negaron. Hasta un neuma nuevo recién estrenado. que no les pertenece, han apretujado en sus monederos. Es por él que he ido. No tiemblo ni lloro. Pero mi mirada no los deja partir.
Tal vez si subiera. Tal vez les quitara ese pedacito en que se está transformando mi vida. Tal vez pudiera fijarles un precio, el que ellos fijaran. Aunque me pidieran que tremble y que llore a gritos lo haría para reconquistar la mano que consiente, la boca que dibuja. los ojos que se alzan silenciosamente.
Cualquier cosa haría yo para recobrar eso soplo vital que a último momento me han robado.
Sin embargo. un terror me embarga. Sus irónicas caras, sus ávidas garras. saben lo que yo sospecho. Me encontrarán la derrota y la muerte queriendo vivir y logrando tan sólo que el barco no parta hasta que mi mirada no se cierre para él.”
Su renuncia al Rotary Club
Gini renuncia a su pertenencia al Rotary Club Huanguelén. Su hijo, Rodolfo Gini, lo define como un defensor de valores Latinoamericanos, en contra de toda explotación y preocupado por la igualdad y la justicia social: “Le manda (su padre) una carta de renuncia al Rotary Club del cual era miembro. Muchos de sus integrantes eran sus amigos, por lo que se apersona para decirles porque renunciaba y les deja la carta de renuncia.”
“Él consideraba que el Rotary era un instrumento de dominación o de expansión de la ideología norteamericana que era una ideología que explotaba a los pueblos de Latinoamérica, entonces él no iba a participar de una institución en donde sus ideales eran abiertamente pronorteamericanos… estaba en desacuerdo con todo tipo de dominación extranjera en Latinoamérica”.
El Rotary Internacional había condecorado al asesino del Che Guevara, y eso fue el detonante de su renuncia que ya venía pensando.
“Los Latinoamericanos y los Argentinos en especial, debemos comprender que solo seremos libres, tendremos personalidad y peso dentro del concierto de las naciones del mundo, cuando hayamos confeccionado una doctrina y una ideología que contemple nuestras necesidades reales y nuestra idiosincrasia, que resuelva nuestras angustias, que exalte los valores propios, de una civilización hecha con sangre de indios y de españoles, que es capaz de asimilar cualquier cultura pero reelaborándola y poniéndola al servicio del pueblo. Debemos comprender que de una vez por todas, es necesario rechazar TODAS las doctrinas que se nos quieren imponer. ..” expresa una de las cuatro hojas de la renuncia escrita por Rodolfo Gini.
Nuestro aporte…
Como alumnos de una Institución educativa, y cómo parte de la extensión de nuestro trabajo a la comunidad, hemos decidido que esta historia llegue a toda la comunidad a través de un código QR. Se colocarán placas en diversos lugares de la localidad de Huanguelén, como sitios de memoria, con el fin de que la historia de Rodolfo Celso Gini sea el inicio de un camino para dejar plasmada la historia de cada huanguelenense y no perder «nuestra memoria». Por eso, cada persona local, o visitante de la comunidad, podrá escanear el código QR que lo dirigirá directamente a esta web y podrá tener todo este material a disposición. Somos la primera semilla que quiere germinar. Si estás leyendo esto es porque ya escaneaste el código y por eso te decimos GRACIAS.

Así será nuestra presentación en «Jóvenes y Memoria»
Autores: Alumnos de 5to y 6to año de Turno Vespertino de la Escuela de Educación Secundaria Nº 3 «Dr. Mariano Moreno» – Programa «Jóvenes y Memoria» – Año 2022 – Huanguelén









 
				
Excelente chicos!!! Un orgullo para Huanguelén tener jóvenes que no nos dejan olvidar… felicitaciones por semejante trabajo de investigación y recopilación de datos!! Felicitaciones a los profesores que los acompañan y guían!!